El dinero nunca manejó mi vida

1989 – Revista Semanario

"El dinero nunca manejó mi vida"

Marilina Ross confiesa que hace unos años se dio cuenta de que nunca se iba a morir de hambre, y que eso le dio seguridad, pues lo que siempre preocupa es la comida.


A mí el psicoanálisis me permitió encontrar el camino, pero lo recorro yo


Después de un día atareado, lleno de obligaciones a atender entre los viajes semanales que integran su actual gira por el país, llegó Marilina Ross a la charla con NOTICIAS. Apurada, pero de buen humor y hasta con ganas de preparar el mate que fue circulante, entre preguntas y respuestas, durante toda la nota.

-¿Te gustan los reportajes o los aceptás como parte de tu trabajo?

-Los veo como una obligación, no es algo que elijo plenamente. Pero me reservo el derecho a negarme, que es algo que desde hace 20 años hago frente a una sola publicación, por considerar que cometió verdaderas crueldades conmigo. Además, hago notas cuando siento que tengo algo que decir. No me interesa que se llenen espacios con mi persona y que eso no tenga un sentido.

-Pese a los años, los errores y frustraciones, seguís mostrándote como una persona idealista. ¿Realmente lo sos?

-Sí. Lo mío es una lucha eterna entre lo que quiero hacer y lo que me dejan en realidad hacer. Claro que tuve muchas frustraciones y sigo en esta modalidad de vida, pero no ciegamente, tomo más en cuenta la realidad. Frente a cada cosa, hay un 50 por ciento que no depende de uno y otro 50 que sí. En eso, hago todo al mango, peleando por lo que quiero.

-¿Qué fue más difícil en relación con la música? ¿Llegar o mantenerte?

-No hay diferencia. No siento que haga algo para mantener nada, porque todo es demasiado efímero para creer que uno tiene algo. Estuve dos años sin hacer nada hasta la edición del último disco y en ese lapso no "tuve que mantener" nada.

-¿Y por qué paraste?

-Porque necesitaba tiempo para componer, para ver qué pasaba, para encontrar qué quería decir, para hacer las cosas con mi ritmo y bien. Terminé un contrato con un sello grabador y dije basta. Ahora firmé un contrato nuevo, pero no es por tiempo determinado: Es por 3 discos, que puedo grabarlos en 3 años o en 30.000...

-¿Es difícil lograr un contrato así?

-Muy difícil, porque uno deja de participar en la máquina. Pero es más difícil para un sello grabador que para mí. El reconocimiento, en realidad, lo merece la compañía porque se maneja con el respeto hacia el que crea, y a ése -al menos en mi caso- no lo podés obligar a producir lo que hace con un revólver en la sien.

-¿Te resulto complicado estar inactiva ese tiempo?

-Sí. Para mí no es fácil. Lo que más extrañé es el contacto con la gente, ya sea en un recital grande o simplemente cantando para 20 personas. El contacto con la gente crea adicción, es como una droga para mí. Al cortarse, en algunos momentos sentí que me faltaba como una parte del cuerpo.

DROGAS

-Ya que nombraste la droga, ¿pensás que es lícito que un sistema penal y una moral media castigue al individuo que en forma privada consume tal o cual sustancia?

-Creo que en el camino de la droga y en el de la vida en general uno hasta puede elegir su propia destrucción, y en ese contexto me pregunto por qué nos tenemos que meter en la elección de esa persona si con hacerse a un lado para mí basta. Creo que lo importante con las adicciones en general, es tener conciencia de que lo que comenzó siendo un "aliado", como afirma Don Juan en las obras de Castaneda, puede terminar convirtiéndose en el mayor enemigo. Esto lo asocio con mi propia experiencia con el psicoanálisis.

-¿Por qué?

-Yo hice psicoanálisis 5 años y me dieron de alta. Y pienso lo mismo que con respecto a las drogas. Al principio es un aliado, ayuda a abrirse caminos, pero si se transforma en muleta sin la cual no se puede vivir y quedando uno fuera de decidir su propio destino, no sirve. A mí el psicoanálisis me permitió encontrar un camino, pero el camino lo estoy recorriendo yo.

ALGO OLVIDADO

-Hay un tema de tu último LD referido a la existencia de un basurero nuclear en el Sur del país...

-Sí. Compuse la primera parte después de leer el diario. Recuerdo que el artículo estaba titulado más o menos así: "Equis cantidad (no me acuerdo la cifra exacta) de habitantes felices". "Felices" porque llegaba el "progreso" bajo la forma de un basurero nuclear. Cuando terminé de leer y volví a mirar el título empecé: "Estamos encantados, chochos de tener un basurero nuclear" y de allí salió la idea.

-Es particularmente notable que en nuestro país ni siquiera los políticos más "revolucionarios" hablen sobre la cuestión, que no es más que una forma de expansión del orden mundial imperialista del cual terminamos siendo víctimas, como en tantas cosas...

-Sí, el tema se olvidó, no se habló más de la cuestión y en su momento se habló bien poco. Por eso hice el tema. Para aclarar o al menos para abrir los ojos. Pero la preocupación por lo ecológico no podemos encontrarla en un partido político, sino en cada uno de nosotros, movilizados por un cambio interior e individual.

-¿Pero vos creés que estamos todos en condiciones de encontrar ese cambio interior que nos ayude a reflexionar sobre el valor de la Naturaleza en este caso?

-¿Por qué no? ¿Acaso no todos respiramos? ¿Acaso no vemos el sol todos por igual? Creo que todos estamos en condiciones de hacer esta concientización, de darnos cuenta. Pero estamos embotados pensando en resolver problemas acuciantes, como por ejemplo los económicos, y nos olvidamos de lo importante, nos ocupamos de lo urgente. Pasa igual que con la salud. No nos ocupamos de ella hasta que un día comienza a fallar. Allí la valoramos. Con la salud de cada uno pasa lo mismo que con la salud de nuestro planeta.



Marilina Ross asegura que estamos viviendo la era de Acuario, caracterizada por la libertad


AMOR Y DINERO

-Has concretado distintas relaciones de pareja a lo largo de tu vida, pero sos parte de una generación que miró a la unión matrimonial como un compromiso monogámico y "hasta que la muerte nos separe". ¿Eso no te creó contradicciones?

-Pienso que no existe una regla. Hay distintos caminos que como seres humanos podemos elegir libremente y que nadie tiene por qué meterse con la decisión que uno haya hecho. Me parece tan arbitraria la obligatoriedad de la convivencia para toda una vida, como el plantearse una "libertad obligada", de no concretar compromisos, también para toda la vida.

-Pero cuando terminás una relación afectiva. ¿no te sentís fracasada?

-No, terminar una relación no es un fracaso. Fracaso, esa palabreja, es la respuesta a ese mandato de que "hasta la muerte nos separe". Como no fue así, como cada uno queda "vivo" y no se concretó esa especie de orden, uno tiene que sentirse fracasado. Para mí, ninguna relación ha sido un fracaso. Todas me dieron algo. Además, jamás encaré las relaciones de compromiso real como si fueran un deporte. Mi intención interna, y no por mandato sino por elección, es que sean "hasta que la muerte nos separe". Yo las encaro con ese ideal interior, con toda mi fuerza, con toda mi voluntad. Si no va así, igual sirve. Pero estamos hablando de una cuestión que es siempre de a dos. Yo puedo contar con todas mis ganas, pero no todo depende de mí, sino también de la otra persona y de las circunstancias que a cada momento nos rodeen.

-¿Cómo te manejás con el dinero?

-No sé ni siquiera las operaciones básicas, ni encender la calculadora. Soy un desastre con todos los números. Pero el dinero nunca manejó mi vida. Nunca me preocupó, y en este sentido creo en la providencia. El día que no tengo un mango, siempre pinta algo y la plata aparece. Hace algunos años me dí cuenta de que nunca me iba a morir de hambre, y eso me dio seguridad. Porque lo básico, lo que preocupa es la comida, y yo estoy segura de que de hambre no voy a morirme nunca. Lo demás, puede pasar.

-¿Y te hace falta mucho para alimentarte?

-No, solo como cuando tengo hambre. Y cuando no tengo hambre no como y de pronto bajo 6 kilos. Habitualmente me pasa si estoy angustiada.

EL HOMBRE NUEVO

-¿Pensás que algún movimiento político puede hacerse cargo del mejoramiento del sistema en que vivimos?

-No. Para lograr el hombre nuevo no se puede apelar a movimientos parciales. El universo es una gran tarta y habitualmente lo vemos fragmentado. Por ejemplo: El feminismo quiere quedarse con la porción que el hombre tiene de la tarta. Yo creo que para cambiar, hay que cambiar la tarta, no quedarse peleando por una u otra opción. La revolución es el cambio interior de cada uno, uno primero, y esto ya empezó. Por ahora son islitas y tendemos puentes, para lograr hacerlas archipiélagos, después continentes y, finalmente, el planeta. Esto que pasa es lógico y tiene que ver con el tiempo que nos toca vivir. Es el tiempo de la era de Acuario caracterizado por el espiritualismo, la independencia, la libertad, la creatividad, la ciencia no compartimentada, el humanismo y la amistad y el amor como base de "poder", no cimentando el poder en lo material. Aquel que no está de acuerdo con este tiempo que vivimos va de traste por la vida. Y si se está en armonía todo fluye, todo es mágico. Si se quiere mantener una lucha de poder, con armas y dinero, que son atributos de la época que todavía vivimos y que termina, si se quiere mantener a la familia como institución basada en la hipocresía y la mentira, si se quieren mantener las instituciones cerradas en general, y la represión y la censura, se va en contra. Entonces los que están de ese lado tienen un triple trabajo para vivir.

-¿La gente responde a propuestas como las tuyas?

-Sí, creo que sí. En mi nuevo espectáculo inauguré una sección para que el público pueda expresar una frase que sirva para el crecimiento del ser humano; pido que sea preferentemente una frase propia y si no que apelen a una ajena. Quiero que no se esté pendiente de respuestas hechas o dadas desde un escenario sino que se autogeneren. Y de mi recital en Córdoba me vine con una frase de una chica de 17 años que me impactó: "Papá, comprendé que yo aprendo más con mis caídas que con tus aciertos".

-¿Vos creés que la democracia brinda reales posibilidades de participación popular a la gente?

-Nos pidieron que fuéramos a la plaza y firmaron la obediencia debida. Eso es lo que pueden darnos los políticos. No podemos esperar que Alfonsín resuelva nuestros problemas. El crecimiento depende de nosotros. Y si crecemos seremos gobierno y estaremos representados como tales. Porque ahora también estamos representados como somos, merecemos a Alfonsín, a Reagan y a Gorbachov. Cuando crezcamos, mereceremos algo mejor.

-Pero es difícil plantear el cambio desde allí...

-Bueno, ¿pero no empecé esta nota diciendo que era idealista?



Muchas Gracias Danny por compartir esta nota y Silvina por tipearla.

No hay comentarios:

Publicar un comentario