Un emotivo operativo retorno

Miércoles 12 de diciembre de 2001 – Clarín Espectáculos

COMO ES EL SHOW DE MARILINA ROSS Y SANDRA MIHANOVICH EN EL TEATRO MAIPO

Un emotivo operativo retorno

Como en un café concert, Marilina Ross y Sandra Mihanovich recrean los éxitos que dominaban la radio de principios de los ochenta. Debido a la convocatoria, tuvieron que agregar funciones.


DÚO. Sandra sostiene la parte vocal del encuentro. Marilina, la escena

Por: FERNANDO GARCI
Foto: FERNANDO DE LA ORDEN

En una de las escenas más insólitas del show, Marilina Ross y Sandra Mihanovich simulan un viaje en subte. Sentadas una a lado de la otra, bromean sobre el viaje hasta la estación más próxima al Maipo y plantean un reportaje cruzado.

"¿Vos como empezaste en esto de la música?", le pregunta Marilina a Sandra.

"Yo... desde que era rechiquitita... cantaba con la tía Sonia...", se explaya la Mihanovich, actuando una pequeña de cinco años con un registro extraño: a mitad de camino entre la nenita que hacía Edda Díaz y el bebé de Rosemary.

A partir de allí, las historias de ambas se van cruzando. Sandra recrea su adolescencia cantando You’ve got a friend de Carole King. Impecable, en la dicción del inglés y en la calidez de la versión. Es un número de folk rock perfecto, la clase de canción que va con su prodigiosa voz. Marilina viaja —y hace viajar al público— hasta su infancia. Allí aparece su madre y una copla gallega. Después, tocará Fotos mías, una de sus mejores canciones. Y Sandra, en pantalla de video, se verá como una princesa hippie en el aviso de Jockey en el que cantaba una canción de su hermano Vane.

Se desprende entonces que el encuentro entre la actriz-cantautora que es un símbolo de la convulsión setentista y la cantante-actriz cuya voz remite directamente a ese limbo entre la descomposición de la dictadura militar y el camino a la democracia tiene visos de autohomenaje. Aunque si se tiene en cuenta la baja dosis de solemnidad en juego, el show Un lugar, un sueño parece más bien un llamado de atención de dos artistas cuya imagen pública está corrida de sintonía. Todos saben perfectamente quién es Sandra Mihanovich y todos conocen a Marilina Ross pero no está tan claro de que está hecho el presente de cada una.

Aquí estamos, ¿recuerdan?, parece decir este dúo de mujeres que es una fórmula en sí mismo. Cada una se ha robado una parte del show para promocionar su último registro (Sandra: Todo tiene un lugar; Marilina: Más que un sueño) pero saben que desde la convocatoria están activando el resorte de la nostalgia.

Si bien hay gente muy joven en el Maipo, grupos de chicas solas en especial, se distingue en las miradas de los más maduros la marca de hits tremendamente masivos. Canciones como el lentazo Puerto Pollensa o Soles (que tras su agotador coro esconde la certeza "Por los muertos no olvidados") levantan el fervor de una audiencia entusiasta y entregada al clima de apacible café concert que baja del escenario. Al punto de que parecen doblar la capacidad del teatro con sus aclamaciones.

Sucede que detrás de estos hits hay época. Y si la reedición en escena de esta dupla que alguna vez se adueñó de la FM ha resultado convocante será porque en los días que corren, más de uno habrá preferido sentir el efecto de dieciocho años atrás, cuando lo que venía era seguro mejor. Y sí, estas canciones estaban en el aire.

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