Domingo 22 de julio de 2001- Diario Crónica
"DESPUÉS DEL CAOS ESTÁ EL AMANECER"
Marilina Ross, en Charla con Crónica, Hizo un Balance de su Trayectoria Artística, Evocó los Años Setenta y Analizó la Actualidad del País.
"DESPUÉS DEL CAOS ESTÁ EL AMANECER"
Marilina Ross, en Charla con Crónica, Hizo un Balance de su Trayectoria Artística, Evocó los Años Setenta y Analizó la Actualidad del País.
Vida, Canto y Poesía. En la actualidad, Marilina Ross realiza recitales en todo el país, oportunidad que aprovecha para presentar su último disco "Más que un sueño".
Por: RICARDO FILIGHERA
Llega con puntualidad a la hora pactada. Acaba de participar en un programa de Canal 7 para promocionar su último disco y las presentaciones que realiza por todo el país. El día está nublado, frío, acompañado por una niebla que distorsiona las figuras de las personas y los edificios. Marilina Ross se ubica, acompañada por dos colaboradores, en una mesa que limita con un amplio ventanal de la clásica confitería Rond Point.
Mientras degusta un tostado y un café con leche, comenzamos la charla con la artista y su infancia ocupa un lugar prioritario en los recuerdos: "Nací en el seno de una familia humilde, en el barrio de Liniers, y soy hija de inmigrantes españoles que se forjaron aquí su porvenir con mucho esfuerzo. Además tengo dos hermanos mayores". La infancia de Marilina, según su propio testimonio, transcurrió en forma normal, con la escuela a la vuelta de su casa. El amor por la cuestión artística ya se manifestaba: Marilina iba a jugar y hacer morisquetas y creaciones con los títeres, en la casa de un vecino, quien les sugirió a los padres de aquella niña incrementar estas inquietudes con el estudio. "En definitiva, el hecho de ser actriz es jugar a crear personajes y situaciones", comentó la intérprete.
Desde los 8 hasta los 14 años, Marilina estudió en el Teatro Labardén, actuación, danza, escenografía y poesía. Continuó, posteriormente, con el estudio del universo artístico, y también realizó un curso en la Academia Pitman (Marilina hace el gesto que recreaba la publicidad de esa firma y evoca, con una sonrisa, aquella famosa frase que rezaba: "Uno de los triunfadores del mañana"). Sin embargo, este curso no le hizo falta, ya que a los 17 años "empecé a trabajar con Luisa Vehil en el teatro. Necesitaba una adolescente para una de sus piezas, me tomó una prueba, la di bien e ingresé a su compañía. Eran los años sesenta. Luego pasé a televisión, con Luisa Vehil en el ciclo que dirigían David Stivel y María Herminia Avellaneda".
En efecto, Marilina había participado en el Teatro Liceo en obras como "Lucy Crown", "Noche en Medusa" y "Ana de los milagros", entre otros espectáculos. "Fueron cuatro inolvidables temporadas".
La televisión desarrolla también un valioso tópico: "Luego participo en un gran ciclo como fue "Yo soy porteño", dirigido por Stivel, "Señoritas alumnas" y aquí surgió la idea de encarnar a una chica revoltosa como la hija de un padre viudo (Osvaldo Miranda) en aquel programa que fue "La nena".
Un ciclo fundamental: "No tengo dudas que "Cosa juzgada" produjo un hito en la televisión. Se trabajaba muchísimo. Ensayábamos toda la semana para llegar al día de grabación como si fuera un estreno de teatro. Era un estilo de trabajo riguroso. La idea consistía en desarrollar historias reales de los expedientes de Tribunales. Los que eran más accesibles se dramatizaban, tarea que tenían a su cargo Martha Mercader y Juan Carlos Gené. Martha era hija de un juez y podía tener, por consiguiente, acceso a estos documentos. Luego se adaptaba para televisión y nosotros le dábamos vida. Fue una experiencia maravillosa".
Personaje movilizador: "Precisamente en "Cosa juzgada" hice un personaje que se llamó "Nadie" y que era precisamente La Raulito. Quedé muy conmovida con esta historia, un verdadero caso real. Después que terminó el ciclo y se desarmó el grupo, yo lo tomé como proyecto personal y me propuse en algún momento hacerlo como película. Visité directores y productores pero sin mucha suerte, transcurriendo algo así como cinco años. Hasta que di con una productora y esta empresa citó a Lautaro Murúa para encargarse del filme".
Marilina enciende otro cigarrillo, su relato pausado y "musical" tiene que ver con la fuerza del testimonio. La perspectiva del día deja traslucir cierta melancolía que se refleja en los rostros de los transeúntes. La niebla está ahí y sigue dando acto de presencia...
- ¿Los años setenta calaron muy hondo?
- Yo era en ese entonces joven y con mucha fuerza, e intentábamos, a través de nuestro humilde aporte, que el mundo fuera un poco más justo. Me rebelaban las injusticias, ahora también, pero el margen es mucho menor, y en aquella época se podía hacer mucho más. Había futuro, expectativas, utopías y sobre todo ganas. Había algo por qué luchar, y así se hizo. Toda una generación luchó y estuvimos muy cerca de haber podido tener un país libre.
- ¿La vuelta del general Perón cumplió con esas expectativas?
- Desde mi punto de vista creo que sí. Por eso fui en el charter de regreso y di lo que podía aportar desde mi sitio de cultura. Nunca he sido política ni lo quiero ser, pero mi granito de arena se ha dado y se brindó desde mi rol de ciudadana que quería que las cosas estuviesen mejor. Pero bueno, ya sabemos lo que vino después, muy doloroso, con un gran caos en la situación económica que comenzó con el proceso militar.
Los años de exilio: "Fueron cuatro años terribles. Lo paradójico es que aprendí mucho, ya que tenía mucho éxito. Me iba muy bien y me llamaban para hacer muchas películas, ya que hay que tener en cuenta que "La Raulito" había sido un gran éxito en España, a tal punto que le había ganado en materia de recaudación a "Tiburón", de Spielberg. Tenía fama, dinero, era muy reconocida, pero me la pasaba llorando. Me encontraba destruida anímicamente. Ahí aprendí que ni el dinero ni la fama en la tierra de mis padres me resolvía absolutamente nada. Quería volver al alfajor, al dulce de leche, yo quería estar en mi país; tenía un gran dolor, porque además en España nos enterábamos de todo lo que pasaba aquí. Salía en todos los diarios lo que no se podía publicar aquí. Además yo tenía a mi padre enfermo en la Argentina y el hecho de no poder venir a verlo es una de las peores cosas que te pueden pasar en la vida. El exilio es algo muy feo, para los griegos era una condena peor que la muerte. Fue algo terrible. Y recuerdo, a modo de homenaje, el caso de Luis Politti, que murió en España de tristeza. Como a mí me iba a pasar lo mismo, entonces regresé.
Marilina recuerda: "Volví en el año ochenta. Lo hice con mucho miedo y sabiendo todo lo que estaba pasando. Vine con mi guitarra, con las canciones que había compuesto en toda mi vida. Yo estaba prohibida y entonces me puse a cantar y a decir "Aunque no lo veamos el sol siempre está". Además la música siempre había sido el amor de mi vida. La música siempre fue lo que más me gustó y con aquel primer sueldo que tuve con Luisa Vehil me compré una guitarra. Por consiguiente la música ocupa todas mis energías y un tema mío ya había estado en la telenovela "Piel Naranja", de Alberto Migré. Reitero, estando prohibida, sin que me pudieran nombrar en la radio o televisión, solamente con afiches en la calle, fui promocionando mi trabajo. Ahí comenzó esta carrera de cantautora".
"De los momentos más difíciles podemos aprender. Del caos y las crisis más profundas podemos aprender. Si nosotros como sociedad podemos aprender en estos momentos terribles, creo que después nos espera un amanecer. La lucecita de esperanza está dentro de cada uno".
La niebla continúa dibujando un clima especial.
Marilina está ahí presente: un canto a la sensibilidad, al buen gusto y a la solidaridad.
"Me gusta ayudar a la gente"
Mientras degusta un tostado y un café con leche, comenzamos la charla con la artista y su infancia ocupa un lugar prioritario en los recuerdos: "Nací en el seno de una familia humilde, en el barrio de Liniers, y soy hija de inmigrantes españoles que se forjaron aquí su porvenir con mucho esfuerzo. Además tengo dos hermanos mayores". La infancia de Marilina, según su propio testimonio, transcurrió en forma normal, con la escuela a la vuelta de su casa. El amor por la cuestión artística ya se manifestaba: Marilina iba a jugar y hacer morisquetas y creaciones con los títeres, en la casa de un vecino, quien les sugirió a los padres de aquella niña incrementar estas inquietudes con el estudio. "En definitiva, el hecho de ser actriz es jugar a crear personajes y situaciones", comentó la intérprete.
Desde los 8 hasta los 14 años, Marilina estudió en el Teatro Labardén, actuación, danza, escenografía y poesía. Continuó, posteriormente, con el estudio del universo artístico, y también realizó un curso en la Academia Pitman (Marilina hace el gesto que recreaba la publicidad de esa firma y evoca, con una sonrisa, aquella famosa frase que rezaba: "Uno de los triunfadores del mañana"). Sin embargo, este curso no le hizo falta, ya que a los 17 años "empecé a trabajar con Luisa Vehil en el teatro. Necesitaba una adolescente para una de sus piezas, me tomó una prueba, la di bien e ingresé a su compañía. Eran los años sesenta. Luego pasé a televisión, con Luisa Vehil en el ciclo que dirigían David Stivel y María Herminia Avellaneda".
En efecto, Marilina había participado en el Teatro Liceo en obras como "Lucy Crown", "Noche en Medusa" y "Ana de los milagros", entre otros espectáculos. "Fueron cuatro inolvidables temporadas".
La televisión desarrolla también un valioso tópico: "Luego participo en un gran ciclo como fue "Yo soy porteño", dirigido por Stivel, "Señoritas alumnas" y aquí surgió la idea de encarnar a una chica revoltosa como la hija de un padre viudo (Osvaldo Miranda) en aquel programa que fue "La nena".
Un ciclo fundamental: "No tengo dudas que "Cosa juzgada" produjo un hito en la televisión. Se trabajaba muchísimo. Ensayábamos toda la semana para llegar al día de grabación como si fuera un estreno de teatro. Era un estilo de trabajo riguroso. La idea consistía en desarrollar historias reales de los expedientes de Tribunales. Los que eran más accesibles se dramatizaban, tarea que tenían a su cargo Martha Mercader y Juan Carlos Gené. Martha era hija de un juez y podía tener, por consiguiente, acceso a estos documentos. Luego se adaptaba para televisión y nosotros le dábamos vida. Fue una experiencia maravillosa".
Personaje movilizador: "Precisamente en "Cosa juzgada" hice un personaje que se llamó "Nadie" y que era precisamente La Raulito. Quedé muy conmovida con esta historia, un verdadero caso real. Después que terminó el ciclo y se desarmó el grupo, yo lo tomé como proyecto personal y me propuse en algún momento hacerlo como película. Visité directores y productores pero sin mucha suerte, transcurriendo algo así como cinco años. Hasta que di con una productora y esta empresa citó a Lautaro Murúa para encargarse del filme".
Marilina enciende otro cigarrillo, su relato pausado y "musical" tiene que ver con la fuerza del testimonio. La perspectiva del día deja traslucir cierta melancolía que se refleja en los rostros de los transeúntes. La niebla está ahí y sigue dando acto de presencia...
- ¿Los años setenta calaron muy hondo?
- Yo era en ese entonces joven y con mucha fuerza, e intentábamos, a través de nuestro humilde aporte, que el mundo fuera un poco más justo. Me rebelaban las injusticias, ahora también, pero el margen es mucho menor, y en aquella época se podía hacer mucho más. Había futuro, expectativas, utopías y sobre todo ganas. Había algo por qué luchar, y así se hizo. Toda una generación luchó y estuvimos muy cerca de haber podido tener un país libre.
- ¿La vuelta del general Perón cumplió con esas expectativas?
- Desde mi punto de vista creo que sí. Por eso fui en el charter de regreso y di lo que podía aportar desde mi sitio de cultura. Nunca he sido política ni lo quiero ser, pero mi granito de arena se ha dado y se brindó desde mi rol de ciudadana que quería que las cosas estuviesen mejor. Pero bueno, ya sabemos lo que vino después, muy doloroso, con un gran caos en la situación económica que comenzó con el proceso militar.
Los años de exilio: "Fueron cuatro años terribles. Lo paradójico es que aprendí mucho, ya que tenía mucho éxito. Me iba muy bien y me llamaban para hacer muchas películas, ya que hay que tener en cuenta que "La Raulito" había sido un gran éxito en España, a tal punto que le había ganado en materia de recaudación a "Tiburón", de Spielberg. Tenía fama, dinero, era muy reconocida, pero me la pasaba llorando. Me encontraba destruida anímicamente. Ahí aprendí que ni el dinero ni la fama en la tierra de mis padres me resolvía absolutamente nada. Quería volver al alfajor, al dulce de leche, yo quería estar en mi país; tenía un gran dolor, porque además en España nos enterábamos de todo lo que pasaba aquí. Salía en todos los diarios lo que no se podía publicar aquí. Además yo tenía a mi padre enfermo en la Argentina y el hecho de no poder venir a verlo es una de las peores cosas que te pueden pasar en la vida. El exilio es algo muy feo, para los griegos era una condena peor que la muerte. Fue algo terrible. Y recuerdo, a modo de homenaje, el caso de Luis Politti, que murió en España de tristeza. Como a mí me iba a pasar lo mismo, entonces regresé.
Marilina recuerda: "Volví en el año ochenta. Lo hice con mucho miedo y sabiendo todo lo que estaba pasando. Vine con mi guitarra, con las canciones que había compuesto en toda mi vida. Yo estaba prohibida y entonces me puse a cantar y a decir "Aunque no lo veamos el sol siempre está". Además la música siempre había sido el amor de mi vida. La música siempre fue lo que más me gustó y con aquel primer sueldo que tuve con Luisa Vehil me compré una guitarra. Por consiguiente la música ocupa todas mis energías y un tema mío ya había estado en la telenovela "Piel Naranja", de Alberto Migré. Reitero, estando prohibida, sin que me pudieran nombrar en la radio o televisión, solamente con afiches en la calle, fui promocionando mi trabajo. Ahí comenzó esta carrera de cantautora".
"De los momentos más difíciles podemos aprender. Del caos y las crisis más profundas podemos aprender. Si nosotros como sociedad podemos aprender en estos momentos terribles, creo que después nos espera un amanecer. La lucecita de esperanza está dentro de cada uno".
La niebla continúa dibujando un clima especial.
Marilina está ahí presente: un canto a la sensibilidad, al buen gusto y a la solidaridad.
"Me gusta ayudar a la gente"
"Yo tengo desde chiquita esa manía: poder ayudar y darle un servicio al prójimo. Ya sea para divertirse, emocionar o ayudarle a pensar. Las cosas que yo voy aprendiendo las voy poniendo en las canciones. Me muestro en las canciones y me gusta que la gente lo haga. Mostrarnos como somos, sin tantas caretas e hipocresías que no nos ayudan a ser mejores personas, más bien todo lo contrario", expone Marilina con singular entusiasmo.
"En la actualidad vivimos momentos terribles. Pero creo que el cambio no viene de afuera, yo no le voy a pedir más a mis padres ni a mis gobernantes, yo puedo cambiar y será a partir de mí y de la gente que me rodea. Podemos hacer un mejor país".
Marilina sigue haciendo camino. Recorre en la actualidad el país con sus clásicos temas y las canciones de su último disco (el sábado 11 de agosto estará en la Sala Costa Magna de la ciudad de La Plata). Precisamente en este álbum está acompañada por Alejandro Lerner, Sandra Mihanovich, Alberto Cortez, Víctor Manuel, Las Blacanblus y Norma Aleandro, entre otros grandes intérpretes. Para Marilina este disco es "más que un sueño".
"En la actualidad vivimos momentos terribles. Pero creo que el cambio no viene de afuera, yo no le voy a pedir más a mis padres ni a mis gobernantes, yo puedo cambiar y será a partir de mí y de la gente que me rodea. Podemos hacer un mejor país".
Marilina sigue haciendo camino. Recorre en la actualidad el país con sus clásicos temas y las canciones de su último disco (el sábado 11 de agosto estará en la Sala Costa Magna de la ciudad de La Plata). Precisamente en este álbum está acompañada por Alejandro Lerner, Sandra Mihanovich, Alberto Cortez, Víctor Manuel, Las Blacanblus y Norma Aleandro, entre otros grandes intérpretes. Para Marilina este disco es "más que un sueño".
Artista Singular
Diferentes momentos en la vida de Marilina. En su creación de "La Raulito" y en la otra imagen junto a Alfredo Alcón. Con su ductilidad y talento, la intérprete le pone registro a las grandes creaciones del teatro y el cine argentinos.
Grandes momentos en su Trayectoria
Para recordar. Marilina Ross con Gené, Rosales y Rogelio Coria, en Ezeiza, cuando se integró la comitiva que acompañó a Perón en su regreso. En el filme "Hotel Alojamiento" con Rodolfo Bebán, y con Carlos Carella en el ciclo "Cosa juzgada"
Desde el rinconcito, esta nota la compartió Christian y Silvina colaboró tipeándola. Muchas Gracias!!
1 comentarios:
Muy buenas fotos.
Un beso!
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