Martes 3 de octubre de 1972 - La Opinión, Cultura y Espectáculos
Aún cuando el texto presenta algunas debilidades
Marilina Ross realiza uno de sus mejores trabajos
Solita y sola, de Ricardo Talesnik, con Marilina Ross. Escenografía: Carlos Cytrinowski; dirección musical: Camaleón Rodríguez; dirección: David Stivel. Café concert El gallo cojo
Por: C. U.
Aún cuando el texto presenta algunas debilidades
Marilina Ross realiza uno de sus mejores trabajos
Solita y sola, de Ricardo Talesnik, con Marilina Ross. Escenografía: Carlos Cytrinowski; dirección musical: Camaleón Rodríguez; dirección: David Stivel. Café concert El gallo cojo
Por: C. U.
Aunque es notorio que sus posibilidades no fueron desarrolladas al máximo, este espectáculo -tal como está- arroja bocanadas de renovación formal y estilística en ámbito del café concert. Demuestra que en el reino de los escenarios diminutos, prácticamente no se ha hecho nada excesivamente novedoso, desde que en 1964 los directores Gandolfo y Fernández inauguraron con El tiempo de los carozos la "argentinidad" del género. Es conveniente partir de la base que hay mucho por intentar o inventar; Solita y sola, significa un pequeño paso precursor y una, cuanto menos, módica invitación a experimentar. Solita y sola no sólo es agradable de ver, sino distinto: saltea la fatigada fórmula del recorte de textos actuales o no, de poetas no actuales o sí, todo mechado con canciones medianamente intencionadas, comprometidas o humorísticas. Si bien no lo mejor posible de facturar, porque le faltan muchas cosas, lo que ofrece vale para interesar y atrapar.
Se ofrece, probablemente, el mejor trabajo que este crítico recuerde de Marilina Ross; un trabajo completo y difícil. El ejercicio de transiciones a que se ve expuesta es permanente y sale airosa en cada ocasión, con muchos, brillantes, y variados recursos. Cuando canta, lo hace con gracia y simpleza sumamente efectivas y la inclusión de nuevas canciones significaría un aporte para el espectáculo. Los momentos de Solita en que más brilla es cuando su época de beba y cuando se convierte en una adolescente perturbadora y decidida. Marilina Ross comparte la escena con un muñeco -monstruo que abre la boca sólo para marcar los andariveles- de lo establecido, de lo permitido, de lo que está bien, de lo que queda bien. Habla siempre en tono imperativo -la voz pertenece al actor Carlos Carella-, maneja a la protagonista, como que ésta está unida al muñeco por medio de una soga, representación del cordón umbilical. El muñeco (¿o muñeca?) vigila, ordena y limita a Solita desde que nace hasta que consuma su primer acto de persona, cuando toma la decisión de ser artista y cantar en un café concert. A esa altura habrá recordado su época de colegiala, el despertar de su sexo, su casamiento, su separación: de todo ello se infiere que Solita se defiende como puede y muy pocas veces consigue cumplir lo que quiere. El final es brillante "y arriba" como recomienda el muñeco: la protagonista dobla un play back con su voz con la característica que da nombre al show y a la vez piruetea por el aire colgada de un trapecio.
El indudable oficio de David Stivel se dedicó especialmente a eliminar las dificultades que surgen de una planta escénica tan reducida y en ese sentido su prolijo diagrama es un logro plausible.
El texto de Talesnik apunta más a lo tierno que a lo humorístico y observa una ausencia: la de chistes más directos. Talesnik demostró en otras ocasiones un interesante sentido del humor costumbrista que en esta tarea no explotó debidamente. El tono cuestionador (la consabida intención de "decir cosas") recae en lo lánguido, cuando no en lo obvio.
En cuanto a la labor de Cytrinowski (darle un aspecto al coprotagonista del espectáculo) en los materiales utilizados para elaborar al muñeco parece haber un error de concepto. Si representa a las instituciones más castradoras (el poder en general, la iglesia, la patria, la escuela, la familia, el consumo, las costumbres) se hace poco creíble que el elemento base de su fabricación sean mullidos retazos de colchones.
Se ofrece, probablemente, el mejor trabajo que este crítico recuerde de Marilina Ross; un trabajo completo y difícil. El ejercicio de transiciones a que se ve expuesta es permanente y sale airosa en cada ocasión, con muchos, brillantes, y variados recursos. Cuando canta, lo hace con gracia y simpleza sumamente efectivas y la inclusión de nuevas canciones significaría un aporte para el espectáculo. Los momentos de Solita en que más brilla es cuando su época de beba y cuando se convierte en una adolescente perturbadora y decidida. Marilina Ross comparte la escena con un muñeco -monstruo que abre la boca sólo para marcar los andariveles- de lo establecido, de lo permitido, de lo que está bien, de lo que queda bien. Habla siempre en tono imperativo -la voz pertenece al actor Carlos Carella-, maneja a la protagonista, como que ésta está unida al muñeco por medio de una soga, representación del cordón umbilical. El muñeco (¿o muñeca?) vigila, ordena y limita a Solita desde que nace hasta que consuma su primer acto de persona, cuando toma la decisión de ser artista y cantar en un café concert. A esa altura habrá recordado su época de colegiala, el despertar de su sexo, su casamiento, su separación: de todo ello se infiere que Solita se defiende como puede y muy pocas veces consigue cumplir lo que quiere. El final es brillante "y arriba" como recomienda el muñeco: la protagonista dobla un play back con su voz con la característica que da nombre al show y a la vez piruetea por el aire colgada de un trapecio.
El indudable oficio de David Stivel se dedicó especialmente a eliminar las dificultades que surgen de una planta escénica tan reducida y en ese sentido su prolijo diagrama es un logro plausible.
El texto de Talesnik apunta más a lo tierno que a lo humorístico y observa una ausencia: la de chistes más directos. Talesnik demostró en otras ocasiones un interesante sentido del humor costumbrista que en esta tarea no explotó debidamente. El tono cuestionador (la consabida intención de "decir cosas") recae en lo lánguido, cuando no en lo obvio.
En cuanto a la labor de Cytrinowski (darle un aspecto al coprotagonista del espectáculo) en los materiales utilizados para elaborar al muñeco parece haber un error de concepto. Si representa a las instituciones más castradoras (el poder en general, la iglesia, la patria, la escuela, la familia, el consumo, las costumbres) se hace poco creíble que el elemento base de su fabricación sean mullidos retazos de colchones.
3 comentarios:
Supongo que si este critico, q creo que es Carlos Ulanovsky, viera ese espectaculo ahora, entendería precisamente el concepto de los colchones...
Esas instituciones siempre te "sujetan" con apariencias muy mullidas, calidas y aparentemente confortables...
Desde aqui mi recuerdo a la memoria de Carlos Citrinovsky, uno de los mas grandes creadores de espacios escénicos, valorado en Europa como se debía.. y gran persona... y gran amigo!
Sos una grande Maria, se que no te gusta mucho la adulacion, pero la admiracion que tengo por vos como ser humano y artista es inmensa y me pierdo en la lectura de todos estos articulos que me ayudan a descubrir una epoca que no conoci, recordar la que conoci y repasar la que me perdi debido a mi exilio voluntario. Gracias por todo
A propósito de Talesnik, sus textos y creatividad, el jueves, 22de abril de 2004 a las 9:24:35, María, me envió un mail que en el Asunto decia: QUIERO VERLO!.
el texto anunciaba:
"Lo quiero preso. Pero en serio, no leyendo en una hamaca paraguaya o disfrutando de un asado en un country. Quiero verlo vestido con aquel uniforme a rayas de los presos de antiguas caricaturas. Lo quiero ver entrando en un patrullero, encorvado, con una mano policial que guía su cabeza hacia el camino que se merece desde hace rato. Quiero verlo nervioso, desencajado, con los cuatro pelos revueltos, maltratado por micrófonos, grabadores y celulares periodísticos. Quiero ver imágenes grabadas por cámaras ocultas o escuchar espionajes telefónicos que testimonian sus diálogos con los poderosos nacionales o extranjeros en el momento de un arreglo. Quiero verlo en sus conversaciones secretas con ministros, diputados, senadores, jueces, altos funcionarios civiles y uniformados, sindicalistas, testaferros, cómplices, alcahuetes, mano de obra a su servicio. Quiero verlo en un tribunal oral, acusado por jueces decentes, intocables, que lo condenan al son de tres martillazos cinematográficos y estalla la música triunfal y emotiva de final de película en la que triunfan los buenos y el mal es derrotado para siempre. Juro que si yo llego a ver todo esto, lo voto a Kirchner en el 2007 aunque la deje a Cristina y se vaya a vivir con la Bonafini".
firmaba: Ricardo Talesnik.
Es obvio se refería a Mxnxm..
Ya vez Cabra de Acuario, guardo todo lo que me enviaste, siempre.
Coneja de Piscis.
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