Acerca de una nena que es toda una mujer

24 de marzo de 1968

Acerca de una nena que es toda una mujer


Por: ALBERTO GARSAR

Me complace hacer el reportaje de este mes a Marilina Ross. Entre muchas otras razones, porque puedo confirmar que no es tan nena como parece, o sea, darle la razón a quienes sostienen que la actriz hace años que trabaja (algunas dicen que "como veinte...") y que es imposible que, por lo menos, no tenga treinta y tres o treinta y cinco bien cumplidos. O más, ya que según se sabe, las cámaras de la televisión (y el maquillaje) transforman a una mujer adulta en una adolescente. O si no, ya más directamente, su suerte de tener una piel y una expresión particulares que la hacen aparecer en las pantallas con el privilegio de la lozanía y la frescura propias de su juventud.

Pero suspendo por un instante este encabezamiento y anoto, antes de olvidarme, las primeras preguntas y respuestas de mi invariable (y fiel) cuestionable cuestionario.





- Ni aún los más perfectos padres han podido eliminar en sus hijos los grandes defectos del hombre: envidia, celos, soberbia. ¿Cómo se las ha ingeniado Stivel para que ello no suceda entre los integrantes de su famoso "clan"?

- ¿Quién te dijo que esto no ocurre entre nosotros? Los defectos (esos y muchos otros) existen, y lo peor que podemos hacer es negarlos. Tanto David como los demás hacemos esfuerzos para capitalizarlos y volcarlos hacia el lado más positivo o sea la competencia sana, constructiva.

- ¿A qué cinco personas vivas o muertas recompensarías con la salvación eterna?

- No creo en el cielo como salvación eterna. Creo, sí, que hay que hacer "de la Tierra el Cielo". Sin guerras, sin discriminaciones, con una distribución justa de los bienes y con mayor amor hacia el ser humano. Entiendo que las cosas no se arreglan milagrosamente "desde arriba", sino entre nosotros, aquí, en el planeta. De cualquier manera te contesto que en aquella ilusión me gustaría que vivieran el Che Guevara, Los Beatles, Joan M. Serrat, Sigmund Freud, Charles Chaplin, todos los argentinos y yo.


- Si tuvieras un teatro para vos solita (y un buen subsidio para poder sobrevivir) ¿qué gran papel te agradaría hacer durante toda una temporada y con qué obra?

- No hay un gran papel que yo desee, y si existe, en este momento no me interesa. No creo en los casos aislados sino en los trabajos de equipo.

- ¿Humildad...?

- No. Quiero decir, simplemente, que un gran trabajo como actriz no me importa tanto como formar parte de un gran espectáculo, y para esto sí tengo la obra y el autor: "El balcón", de Jean Genet.

- ¿Qué es el rencor?

- No sé. Prefiero no contestar.


Tal como lo habrá descubierto el que siga esta serie de notas, en todas ellas se esconden tres o más transcripciones literarias que llevo copiadas en el bolsillo, para que me las contesten mis entrevistados. Y a Marilina Ross la sorprendo con una humorada-contradicción del autor de "Las flores del mal":

- ¿Qué opinás de estas palabras de Baudelaire: "Ser un hombre útil me ha parecido siempre algo horroroso"?

- Depende al servicio de qué esté puesta esa utilidad. Ser útil para algo que quiero y en lo que creo, no me parece horroroso.

- ¿Y de este concepto del Dr. Besançon: "Muchas mujeres resultan intolerables cuando gritan a pleno pulmón: ¡Soy una mujer honrada! Algunas se valen de su virtud para tiranizar al marido. Prefiero -se dice éste- una bribona que me deje tranquilo a una mujer honrada que me dé la lata"?

- Pienso que este señor tendría que haberse casado con una bribona que lo dejase tranquilo. Se me ocurre que en este caso sería él quien gritaría a su mujer, a pleno pulmón: ¡Soy un hombre honrado!

- Y, finalmente, ¿qué te hace decir esta frase de Cortázar: "...a veces soy más grande que el caballo que monto; otro día me caigo de mis zapatos y me doy un golpe terrible"?

- Es un gran pensamiento pero no puedo identificarme con él. Nunca he creído ser mayor que mi cabalgadura. Pero, ¡cuántas veces me he caído de mis zapatos dándome un porrazo tremendo!



- Excluí (por las dudas) al grupo Stivel y decime cuál es el mejor actor argentino.

- No me convence esa jefatura. No hay un "mejor actor nacional". Entiendo, en cambio, que existen muchos con talento. Alfredo Alcón, Walter Vidarte, Héctor Alterio, Jorge Mayor y otros que no recuerdo en este momento.

El "no recuerdo en este momento", en el ambiente teatral, quiere decir casi sin excepción "no me acuerdo porque Fulano de tal y Mengano y Zutano... tal y cual cosa". Pero me parece que éste no es el caso de la Nena Ross. De ninguna manera. Su rostro es demasiado ingenuo, el movimiento de las manos excesivamente infantil, los ojos limpios aún de ese gasto y desgaste que da la vida y, en su mundo particular, la competencia, el cachet, el tamaño de los nombres, el no orden alfabético, la suerte, la mala suerte, y las demás contingencias de los estrellatos reales o imaginarios, de los celuloides más o menos combustibles.

- ¿Y la mejor actriz?

- María Rosa Gallo.

- ¿Algún otro nombre?

- Muchísimos, que están en su etapa de estudio y superación. Pronto las veremos triunfando. Otra que quiero señalar es Juana Hidalgo.

- ¿Te agrada o no todo eso de infancia, inocencia, muñeca, candor infantil, pureza que conservás en la piel, la mirada, las actitudes, al menos para el espectador?

- No, no me gusta, y hago todo lo posible para crecer. No por el espectador sino por mí. Pienso que los aspectos infantiles tienen que ser parte de mi personalidad, pero no mi personalidad.



Muchas Gracias Silvina por tipear esta nota!!

1 comentarios:

Christian dijo...

Me encanta la foto de los vinilos, está buenísima...

Horrorosa la frase de Besançon... qué machista, por favor! Bárbara la respuesta.