Carta abierta de Orlando Barone

Carta abierta de Orlando Barone


¿Alguna vez se me ocurrió que no estoy informado con la pura verdad?

¿Alguna vez salí a la calle a hacer quilombo para que los medios monopólicos se hicieran cargo de su obsecuencia y apoyo a las dictaduras?

¿Entiendo por qué hago la vista gorda a esos medios y sigo consumiéndolos, borrando así sus culpas en complicidad?

¿Sospecho al menos que hay manipulación de las noticias? ¿O confío como un boludo en todo cuanto se me informa?

¿Creo poder defenderme de la falsificación mediática gracias a mi astucia para descubrir donde está el gato encerrado?

¿Sospecho que es el gobierno el que informa engañosamente? ¿O que son los medios los que más descaradamente mienten?

¿O quizás estoy convencido de que los más mentirosos son los periodistas? ¿Y si alguno dijera la verdad? ¿Sé quién es el que puede (y quiere) decirla?

¿En verdad me la como que me basta con saber elegir las lecturas y las voces que siento honestas y creíbles?

¿Tengo la confianza de que una nueva ley mejorará la veracidad de la información que consumo? ¿O creo que la nueva ley busca dominarme y amordarzarme… más de lo que estoy?
¿Cuántos periodistas fueron censurados, torturados o encarcelados por el actual gobierno? ¿Cuántos medios opositores fueron clausurados? ¿Podría nombrarlos y contarlos?

¿Por qué si la nueva ley nacerá en democracia y la vigente es de la dictadura, hay quienes denuncian que la nueva ley es una amenaza de totalitarismo? ¿Es decente o embustero ese razonamiento?

¿Estoy apiolado de que hay intereses concentrados que serán afectados si la ley se aprueba? ¿O me trago que cambiarán solamente los nombres de los nuevos propietarios de los medios?

¿La propuesta de que haya más cantidad y variedad de emisores y de mensajes, más inclusión de voces hoy acalladas, y de organizaciones educativas o sin fines de lucro y no sólo inversores poderosos y concentrados participando de la información, no justifica el cambio?

¿Quiero realmente cambiar? ¿O tengo miedo a la libertad porque creo que me desafía a comprometerme y a no ser llevado como un chorlito por una oferta ya conocida que me resulta cómoda?

¿Por qué los cabecillas de los más grandes grupos opositores se oponen? ¿Son más democráticos que quienes tienen la osadía democrática de impulsar la nueva ley?

¿Qué me sale más sincero y espontáneo: el sí o el nó?

¿Qué me importa más? ¿Ganar una ley para beneficio de todos aunque sea durante este gobierno, o perder la ley con tal de que el gobierno pierda?

¿Acaso soy como esos pajaritos de jaula que cuando son liberados en vez de echarse a volar se quedan paralizados en cautiverio? ¿O finalmente soy un pajarón que no sé entender la diferencia entre el aire libre y el calabozo?

3 comentarios:

Christian dijo...

A propósito de esta carta uno puede pensar muchas respuestas tentativas a cada una de las preguntas, muchas tomas de posición, muchas posturas, pero también uno puede rescatar algunos elementos fundamentales y pensar sobre el espacio que le hemos dado a los medios de comunicación de un tiempo a esta parte.

Hay dos cosas que me parecen fundamentales para sopesar este tema:

1) La arbitrariedad del lenguaje

Pensar a los medios de comunicación es poner sobre la mesa el espesor y el valor de la palabra como medio/vehículo/soporte de la cultura. Pero pensar la cultura, además de pensar un modo de expresión popular, es también considerar la constitución de las relaciones sociales y, por lo tanto, ver las formas de poder que están contenidas en él. La palabra además de expresarnos puede definirnos, además de liberarnos puede someternos. El manejo social de la palabra, de los significados es el manejo del imaginario colectivo, de la voz concreta de ese todo difuso al que llamamos "masa social".

2) La construcción de consenso

La definición del espacio político no es otra cosa más que lo que una sociedad defina como de "interés público", algo así como aquello que todos y todas establecemos como fundamental acordar para poder desarrollar nuestra vida común. Lo que no entre en esta discusión, pertenecerá al fuero privado.

En un espacio asambleario, la construcción del consenso político se produce por participación directa de los miembros y manejo de la propia voz y por la escucha de los pares. En una sociedad de masas, gobernada por democracias representativas... cómo se constituye el espacio político? de qué modo se establece ese consenso?... A los medios de comunicación les hemos entregado ese lugar. El uso jerarquizado de los espacios en la prensa o los noticieros, por ejemplo, puede definir qué temas entran en la agenda o debate social y cuáles no. El uso tendencioso del lenguaje (sustantivar un verbo para esconder al agente del mismo) puede orientar la interpretación de una noticia sin emplear un solo adjetivo. Y a esto le tenemos que sumar que los medios, cada vez más se están dedicando a categorizar, definir e interpelar lo que corresponde a nuestro fuero privado. Nunca se pusieron a pensar, por ejemplo, por qué los medios tienen que andar diciéndonos cómo educar a nuestros hijos o cómo controlar su uso de internet? Este avance mediático sobre nuestra vida privada, tiene tanto olor a feudalismo...
La construcción de consenso ya no responde al interés de todos nosotros, ni siquiera se establece con orientación hacia el interés público. Por el contrario, está sujeto a la manipulación de unos pocos gigantes del sector privado.

Creo que tenemos la oportunidad histórica de alcanzar una transformación liberadora en este sentido. Y es el momento de tomar la palabra, de usarla, de ponerla en tela de juicio, ojalá sepamos hacerlo.

Chris

Fernando dijo...

Buen comentario, Chris. Es notable cómo ante el debate por la ley quedaron desenmascarados los intereses de algunos multimedios y periodistas. Y es lamentable, también, cómo mucha gente desinformada puede creer que los reclamos de algunos dueños de medios de comunicación (con una negra historia de deudas y mezquindades sobre sus espaldas) están hechos de buena fe.
Un político opositor sostenía que este proyecto de ley no podía ser avalado por haber sido impulsado por este gobierno: es como si se hubiera estado en contra de la ley que terminó con el servicio militar obligatorio por el hecho de que la propuso Menem...
Una sugerencia Christian: cuando publiquen en el blog un texto de este tipo, agreguenle una introducción para aclarar que fue iniciativa de ustedes o de Marilina, de manera que nadie pueda sentir que queda descolgado.

crisalon dijo...

Chris, qué claridad, muchas gracias. Hace mucho no andaba por el blog, en parte por prestar atención al tratamiento de la ley... y hoy entro y ... sí, no me sorprende, pero encuentro en estos comentarios tuyos, de María, de Barone, a mi opinión ya expresada.
Gracias, Chris, nos estaremos viendo... en alguna ilustración...
besos
Cristina