Hemos asistido a la escritura de un relato. El relato de una vida, de muchos encuentros y, también, de desencuentros. Este blog está atravesado, en cada una de sus páginas y sus entregas, por el devenir de lo humano, es decir, por errores, por aciertos, por esfuerzos y vigilias, por puntos de vista y, también, por contradicciones. Pero, por sobre todas estas cosas, su fuerza motora, su guía fundamental ha sido la pasión por narrar, por contar y por compartir. Ladrillo a ladrillo se elevó bien alto... tan alto, que este sueño llegó a ser Ley... y no hubiera sido real ni posible, sin la paciencia infinita y el acto de amor y honestidad ofrecidos por todos aquellos que, durante años y años, atesoraron la memoria (su memoria, nuestra memoria) documentada, en recortes de diario, fotografías o videos. De aquí surgió una propuesta, una bandera, una voz cantante que ha quedado escrita, que ha dejado una marca indeleble.
Sería incompleto pensar que este blog ha transitado solamente por los recovecos del pasado, a pesar de que, entre sus objetivos, apunte a que la sociedad pueda "recordar" a sus artistas; antes bien cada página está escrita con el pleno deseo de dar vida, de construir un presente y, sobre todo, un futuro, una permanencia. Una historia es válida cuando muchos se reconocen y participan en ella porque pusieron alma y corazón. Y eso es lo que he percibido, como autor de este blog, al recibir de forma espontánea las ganas de sumar aquella parte de la historia que cada uno quería o podía contar desde su lugar, tan particular como único. Y así logramos un relato multifacetico y con muchas perspectivas. Sumamos textos, documentos y también comentarios, voces, recuerdos y propuestas. Se expresaron amores y desamores, se transitó, también, la historia de nuestro país y, finalmente se logró abrir un espacio de reconocimiento, que nuestra cultura popular no siempre suele tener.
Las nuevas tecnologías digitales han revolucionado el concepto del tiempo y, trabajo humano mediante, la palabra archivo dejó de remitir exclusivamente al ayer para reubicarse en el hoy y, también, en el mañana. De este modo, se amplía la oferta y las posibilidades de construir conocimiento, se multiplican los senderos, los modos de lectura y el devenir del gusto se vuelve regocijo en los resquicios liberadores de una experiencia cultural compartida y ofrecida, más allá de las voces mediáticas. Este "archivo vivo" (expresión que Marilina citó con mucho acierto, alguna vez) ha sido construído desde las voces que habitaron aquellos días y enriquecen, sin dudas, a la cultura toda. Hoy, nuestra sociedad y también muchas otras, debaten y problematizan acerca de sus modos de comunicarse, de construir la información. Además, el lenguaje se revoluciona, se resignifica y se reforma a través del soporte web y los nuevos registros y situaciones comunicativas que éste habilita. Hoy, la cultura toda se transforma y se nutre de los nuevos soportes. Así, se hace y se rehace según procedimientos antes impensados, para configurar una y otra vez la realidad. Desde aquí, el archivo vivió, vive y vivirá para ofrecer, como una biblioteca pública, el relato de una parte de nuestra cultura, de nuestra historia erigida, que es la que podemos testimoniar gracias al aliento de muchos y muchas (viejo y querido hálito, que nunca podrá ser reemplazado, ni en el fanatismo más extremo de lo "nuevo"). Eso nunca se va a apagar.
Este recorrido por la memoria ha plasmado su trayectoria a nivel social y llegó a ser la Ley N° 3.205 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Y también fue un encuentro, una despedida y un homenaje compartido como un reconocimiento emotivo a la vida celebrada. Fueron muchas horas de trabajo, de escritura, de sopesar posibilidades y de elegir lo que mejor parecía. Circularon miles de mails, de llamados y hubieron numerosas reuniones y cenas por ahí o por allá y trasnochadas, que se sucedieron entre las responsabilidades cotidianas, pero también entre el aguante de los compañeros. Así se ha dado forma y contenido a un momento que muchos vivimos como único y hermoso. Así hemos hecho esta parte de la tarea que tenemos como ciudadanos activos y participantes de la política. Es, ahora, momento de sumar otros espacios dedicados a lograr que nuestra cultura más entrañable se siga ensanchando, se siga abriendo a la gente y se siga multiplicando.
No podría despedirme de este blog, sin antes invocar a la experiencia humana que lo atraviesa. Por ese motivo quiero AGRADECER la generosidad y las ganas de todos y cada uno de los que acercaron material para construir este espacio, desde aquí o desde Youtube: Christian (Rinconcito), Fernando de Rosario, Horacio Sabatini, Grupo Se puede, Jorgelina Castro, Danny de Toronto, Javier Guerrero, Marcos Molina, Alejandro Giaimo, Aníbal La Plata, Gaby del oeste, Ariel de Alicante y tantos, tantos más... A todos muchas gracias!!
Quiero dar las gracias al Museo del Cine "Pablo Ducrós Hickens" y a la biblioteca de Argentores y a su personal por su excelencia en el trabajo y por haberme asistido con tanta diligencia en mi búsqueda de materiales que preserven nuestra memoria. Muchas Gracias!!
Además, quiero darle las gracias y todo mi afecto especialmente a Silvina por haber puesto tanto amor, trabajo, dedicación y paciencia para colaborar tipeando casi todas las notas de prensa que hay en este blog. Muchas Gracias!!
No puedo dejar de mencionar al diputado Juan Cabandié y a María Paula Simplemente por haberse arremangado con nosotros para que este sueño y este reconocimiento sea para toda la sociedad y se convierta en una Ley de la Ciudad de Buenos Aires y en un homenaje/ despedida inolvidable. Muchas Gracias Kumpas!!
También quiero darle las gracias y todo mi cariño a Silvina Zamit, que ha sido la mejor compañera que pude haber encontrado para emprender esta difícil tarea de cruzar las grandes aguas, a pesar de todo... Muchas Gracias!!
Quiero agradecer también a Marilina Ross, por haber dado sentido a toda esta historia, y porque aprendí mucho escribiendo estas memorias codo a codo con ella. Muchas Gracias!!
Por último, quiero dejar unas palabras del uruguayo Fernando Cabrera, que considero que dan el cierre que yo deseo para este espacio:
"Un día nos encontraremos en otro carnaval. Tendremos suerte si aprendemos que no hay ningún rincón, que no hay ningún atracadero que pueda disolver en su escondite lo que fuimos. El tiempo está después..."
Christian, Mayo de 2010