Yo nunca podría mentir, nunca podría hacer trampas

Marilina Ross

"Yo nunca podría mentir, nunca podría hacer trampas"


Fotos: EMILIO ALFARO

"No recuerdo cuándo fue la primera vez que entré en un camarín. De alguna manera siempre estuve cerca de ellos. En Labardén, donde pasé mi infancia, hubo un vecino que nos alentó, a mí y a algunos amigos, a hacer teatro de títeres. Improvisábamos bailes, recitábamos y cantábamos. Pero mi gran pasión era el fútbol. Iba con mis hermanos a un terrenito donde ellos practicaban. Mi madre me almidonaba y me peinaba y les pedía a ellos que me cuidaran. Siempre terminaba jugando de poste porque la cancha no estaba marcada.

En el año 67 tomé conciencia de que me veían por televisión más de dos millones de personas y de que cuatro o cinco mil asistían a mi interpretación de "EL REHÉN". Digo tomar conciencia porque nunca me había detenido a pensar en eso. Creo que ese giro se lo debo al psicoanálisis. Recién ahora empiezo a gustarme como actriz.

Eso no quiere decir que crea que he llegado. Simplemente creo mucho más en lo que hago. Mi situación en el grupo del que formo parte también ha cambiado. Antes era sólo la piba que divertía, que hacía chistes. Ahora, no.

Creo que en mis cuestiones personales también me estoy afincando. Tengo una casa mía por primera vez. Emilio también tiene una casa suya por primera vez. Entre los dos estamos haciendo una pareja, un hogar. Seguiremos haciéndola hasta que la cosa no dé para más.

Por primera vez empiezo a escribir seriamente. Antes redactaba una página y la rompía apenas salía de la máquina. Todo me parecía muy cursi, muy superficial. Por eso también hacía música, que es una forma de no compromiso. Tenía cosas que decir pero estaban escondidas, bloqueadas. Una noche que no podía dormir se me ocurrió una idea para una obra de teatro. Me levanté y comencé a esbozarla. Cuando la mostré al Grupo la idea gustó, aunque no se pudo hacer. Después escribí una letra: "Canción para despertar a un niño". Hay algo de mi personalidad que me gusta. Cuando me enfrento a un hecho, ya sea artístico o de mi vida real, lo vivo a nivel de los sentidos. Por eso no me interesa la gente que racionaliza demasiado. Entre mis defectos el más importante es la ansiedad. También el apresuramiento: todo lo que me propongo debo hacerlo inmediatamente. Ese apresuramiento lleva a dar juicios definitivos en los reportajes porque no tengo tiempo para meditar.


Me molesta la gente pulpo, creo que me va a devorar y absorber. Aunque rara vez sucede. Me gusta la gente con caudal humano, la que está cuando se la necesita, que vierta ayuda incondicional. Quizá sienta todo esto porque vengo de un hogar humilde, de un hogar donde no se dio la hipocresía, el revanchismo, la falta de calidad o calidez. Yo nunca podría mentir, nunca podría hacer trampas. Cuando medito sobre esto, pienso en el momento en que vivimos, en la violencia. Entiendo que cuando no se pueden conseguir las cosas de otra manera es el único camino abierto.

Cuando mi padre trabajaba de mozo en la confitería del cine Gran Rex yo lo iba a visitar. Me sentaba en una mesa y tomaba leche chocolatada tibia y un tostado mixto. En ese entonces había una orquesta en la confitería y yo subía al palco. La música que escuchaba era la popular y la que silbaba mi hermano, un tanguero fanático. En casa no había tocadiscos. Cuando prendíamos la radio pasábamos de Excelsior a Libertad. El dial cruzaba por Municipal y aparecía una música distinta. Era la música clásica.

No me gusta la gente que no es humilde. Tampoco la que no tiene cierta objetividad sobre ella misma. Es necesario tomar conciencia. Eso también es crecer. Pero me cuesta. Era muy cómodo para mí ser la niña mimada. Sin embargo, me molestaba. Ahora quiero encontrarme, todo es cuestión de saber crecer. Porque, aparentemente, adulto es el que creció. Pero es algo más".


Muchas Gracias Silvina por tipear esta nota!!

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué lindas fotos. Y qué curioso eso de que Marilina y Emilio tenían cada uno su casa (¿?). Raro también eso de considerar la música una forma de "no compromiso". En fin, siempre hay algo para sorprenderse leyendo estas notas y entrando al blog.