21 de febrero de 2004 - Leedor.com
Marilina Ross En el Leedor.com
Repasando su vida artística en Argentina y España, en el Cine y la TV, Fernando Varea entrevista a la actriz y cantante Marilina Ross a propósito del próximo estreno del film argentino Manekenk .
Marilina Ross En el Leedor.com
Repasando su vida artística en Argentina y España, en el Cine y la TV, Fernando Varea entrevista a la actriz y cantante Marilina Ross a propósito del próximo estreno del film argentino Manekenk .
Marilina Ross
Por: FERNANDO VAREA
Desde Tita Merello o Libertad Lamarque hasta Soledad, Natalia Oreiro o Leticia Brédice, muchos son los ejemplos –en la historia del espectáculo en nuestro país- de figuras femeninas que alternaron la canción y la actuación.
El caso de Marilina Ross, sin embargo, es particularmente curioso: después de haber probado sobradamente su talento como actriz, de haber conseguido la aprobación del público y de los críticos, de concretar proyectos ambiciosos y personales, e incluso de trascender fuera de nuestro país, decidió desarrollar exclusivamente su vocación de cantautora.
Atrás quedaba una agitada trayectoria en televisión (exitosos programas como "Yo soy porteño", "La nena" y "Piel naranja" debieron buena parte de su repercusión al carisma y la calidad de la actriz) y en teatro (en lo que va de su debut profesional junto a Luisa Vehil en "Ana de los milagros", en 1961, hasta "El gran soñador", con Luis Fischer Quintana, en 1976), incluyendo una recordada incursión en el café concert (el unipersonal "Solita y sola", en 1972). Quedaban, también, sus notables participaciones secundarias en varias películas de los años sesenta, en Los herederos (por la que fue premiada por la Asociación de Cronistas Cinematográficos) y en La tregua (por la que también fue ternada, aunque el enrarecido clima político en 1974 impidió que los premios llegaran a conocerse), y, definitivamente, su consagración como protagonista de La Raulito (por la que fue premiada en España y en los festivales de Panamá y de Cartagena).
Cuando la justicia autorizó el estreno de Piedra libre (después de haber sido prohibida apenas instaurada la dictadura militar), Marilina Ross ya estaba en España, donde profesionalmente se le abrían puertas, mientras aquí se le cerraban. En aquél país realizó un par de programas especiales de TV, una versión teatral de "Panorama desde el puente", y filmó seis películas: la primera, haciendo una "participación especial", cumpliendo el rol femenino más importante; las otras, como protagonista. Por esos trabajos recibió premios y estímulos diversos: una escena suya en Al servicio de la mujer española, por ejemplo, fue la única aplaudida durante el Festival de San Sebastián de 1978. En un reportaje de esos años, declaraba: "Mi objetivo en la vida es ser actriz. Es lo que creo que hago mejor en esta vida". De vuelta en nuestro país tras casi cinco años de forzoso y dolorido alejamiento, en 1981 pudo participar de la obra de Tadeuz Rozewicz "Boda blanca", pero sufrió amenazas, mientras seguía imposibilitada de trabajar en cine y televisión. Presentándose como cantante en pequeños reductos pudo ponerse en contacto con el público. Cuando retornó la democracia, el éxito obtenido con sus canciones la llevó, decididamente, a desviar su carrera al terreno de la música. Recién en 1998 aceptó volver a trabajar como actriz en un programa especial de TV dirigido por Alejandro Doria, y otra vez fue general el entusiasmo del periodismo especializado al juzgar su labor. Después se sumaron otras esporádicas incursiones en la actuación (por ejemplo en radioteatros).
Con Manekenk retorna al cine, de la mano del documentalista Juan Schröeder.
ENTREVISTA A MARILINA ROSS
Por: Fernando Varea
- En los años 60 cumpliste roles secundarios con directores importantes: Ayala, Torre Nilsson, Lucas Demare, el español Luis García Berlanga. Me gustaría saber qué recuerdos conservás sobre todo de Ayala, con quien filmaste dos películas, y de la experiencia de "Las pirañas" con García Berlanga.
- Con Ayala fue mi primer trabajo con responsabilidad, la película Primero yo, la primera difícil. Aunque la primera en realidad fue El televisor, era un personaje que estaba muy cercano a mí, una piba adolescente divertida, digamos que tenía mucho más que ver conmigo en ese momento. Pero lo de Primero yo, que era toda una complejidad de personajes y de relaciones, violación de por medio (hasta entonces yo no había mostrado más que una sonrisa)... Me daba muchísima vergüenza esa escena con Alberto de Mendoza. Fue lo primero difícil que me tocó hacer en cine, pero de su mano fue bastante más fácil, porque era un tipo muy cálido, muy "padrazo". Y conmigo más, porque yo era una niña casi.
- ¿Y de García Berlanga?
- Con García Berlanga no fue muy placentero porque él no estaba nada bien. A él no le gustaba, estaba muy descontento con toda la producción argentina, muy descontento. Se lo veía que no tenía ganas de hacerlo, que cumplía. Y eso yo lo vi de entrada. Entonces era difícil. Te digo: en una escena, en el doblaje, él se dormía, le daba igual... (imitándolo) "Bueno, venga, ya, ya ¿ya está? Ya está, venga, la próxima" (se ríe)
- ¿Volviste a verlo cuando estuviste en España?
- Lo vi en España, sí. Pero en un bar, así nomás nos saludamos, no mucho más.
- En esos años tenía mucho éxito "La nena" ¿nunca se pensó en llevarla al cine?
- Y sí, de hecho se hizo. Como yo dije que no, se armó un lío (se ríe)... Tuvieron que hacerlo con otra actriz, y ya pasó a llamarse de otra manera, y se encontraron con muchos líos porque yo no quería hacer "La nena" para toda la vida. No quería quedarme en eso.
- Justamente, finalizando la década, comienza el trabajo con Gente de Teatro. La experiencia en cine con el grupo, "Los herederos" ¿te dejó conforme?
- Y claro, porque eso fue distinto, porque a partir que formamos el grupo Gente de Teatro éramos nosotros mismos los productores, los que elegíamos todo: qué hacer, con quién, cuándo y con qué producción... Teníamos reuniones de grupo, éramos nuestra propia productora. Sí, sí, además se trabajaba muy bien porque compartíamos todo, prácticamente convivíamos, nos llevábamos muy bien todos.
- Justamente, hablando de que compartían tantas cosas e incluso tenían objetivos comunes...
- Matrimonios inclusive...
- Claro... Digo: en materia política, en una época donde se discutía mucho de política ¿no había discusiones fuertes entre ustedes?
- Se hablaba de política, por supuesto, había distintas opiniones también, pero se respetaban. De hecho, en el fondo, el objetivo era el mismo. Tal vez, como siempre, eran distintas maneras para llegar al mismo objetivo, ésas eran las diferencias. Pero buscábamos todos... no sé, una... una justicia un poquito más grande... Justicia social, me refiero.
- Con respecto al padre Carlos Mugica, de quien fuiste amiga, me gustaría saber si le gustaba el cine, si había visto alguna de tus películas, si tenía predilección por alguna de tus canciones...
- Cuando se iba de la villa, lo que le gustaba mucho era jugar al tenis. Jugaba muy bien al tenis y al fútbol. No mucho más te digo, no recuerdo haber hablado de ... (piensa) No era un cinéfilo, para nada. No...
- ¿Y de lo que cantabas?
- Yo en aquél momento no cantaba prácticamente.
- Cuando ibas a cantar a la villa, digo.
- Claro, pero eran canciones relativas al momento político, y yo iba con un grupo, que se llamaba la José Podestá, pero es como otra cosa porque eso lo hacíamos en los sindicatos, en las calles, en cualquier lado, y a la villa de Mugica fuimos una vez, nada más. Mi amistad con Carlos iba por otro lado. Yo iba a estar allí porque quería estar cerca de la gente.
- La pregunta que te voy a hacer a lo mejor te va a traer un mal recuerdo: cuando murió él ¿cómo te enteraste?
- (La expresión de su cara demuestra que, efectivamente, le trajo un mal recuerdo) Por televisión... Estaba viendo televisión y de repente escucho "Acribillaron a Carlos Mugica", y que estaba en el hospital Santoyani. Todo lo que recuerdo es que me levanté, paré el primer taxi y dije "Al hospital Santoyani", que no tenía ni idea de dónde quedaba... De allí ya no me acuerdo más nada. Me contaron los demás qué hice, con quién estuve, porque se me borró todo. Fue tal el shock... Me contaron los demás que me vieron parada en la esquina llorando no sé cuánto tiempo...
- Hace relativamente poco, cuando te preguntaron qué quedaba del peronismo de los años 73/74, dijiste "Creo que ya no queda nada. Las películas de Favio quedan, y no mucho más" (1). Me llamó la atención que destacaras algo cinematográfico.
- No me refería a "las películas", me refería a esta última producción de Favio sobre el peronismo, Perón, sinfonía del sentimiento, que no pudo llegar a la gente, mirá qué curioso. Preguntémonos todos por qué.
- ¿Cómo ha sido tu relación con Favio, tu amistad con él?
- No tengo, no somos amigos. Sí somos cordiales compañeros, pero no particularmente amigos.
- ¿Nunca te propuso participar en alguna de sus películas?
- No, no... Compartimos el charter, eso sí.
- Un recuerdo de dos películas que estuvieron prohibidas: "Ufa con el sexo" y "Los años infames".
- De Los años infames lo gracioso, lo tragicómico digamos, es que le mandaron al director, (Alejandro) Doria, que esa película no se podía estrenar mientras estuviera yo, y otros... (confirma) no, pero yo... Entonces, como la producción dijo "La estrenamos igual, la tenemos que estrenar", recortaron mi personaje, lo sacaron de toda la película y dejó de existir directamente, y se estrenó. Cosa bastante loca...
- El trabajo de los actores en "La tregua" fue unánimemente elogiado. ¿Cómo trabajó Renán para lograr justamente esos resultados?
- Ensayamos, ensayamos como si fuera teatro. Pero ensayamos antes de empezar a filmar, y ya teníamos mucho conocimiento de cómo iban a ser las escenas. Nada quedó librado al azar. Te diría que hubo ajustes de acuerdo a los decorados, pero nos sabíamos muy bien todos lo que íbamos a hacer.
- Ensayamos, ensayamos como si fuera teatro. Pero ensayamos antes de empezar a filmar, y ya teníamos mucho conocimiento de cómo iban a ser las escenas. Nada quedó librado al azar. Te diría que hubo ajustes de acuerdo a los decorados, pero nos sabíamos muy bien todos lo que íbamos a hacer.
Notas
(1) "-¿Compartís algo, todavía, con quienes fueron tus compañeros de lucha de otra época; como los que te acompañaron en el famoso charter que trajo a Perón en el 73? - En primer lugar, quedan pocos vivos. Además, era tan surtido aquél peronismo al que yo aposté... que creo que ya no queda nada. Las películas de Favio, quedan; y no mucho más" (Clarín, 7/8/2002)
Fuente: Leedor.com
continúa en la Segunda Parte.
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