Domingo 17 de noviembre de 1991 – Clarín
Marilina, por sobre la tempestad
El 22 de noviembre se presentará en el teatro Ópera Marilina Ross, quien ofrecerá un concierto dividido en dos sectores bien diferenciados: piezas de sus últimos discos (elegidos previamente por los espectadores) y canciones del álbum “Contra viento y marea”, de inminente edición. La autora de “Puerto Pollensa” adelanta algunos aspectos de un show que se diferenciará de los anteriores.
Marilina, por sobre la tempestad
El 22 de noviembre se presentará en el teatro Ópera Marilina Ross, quien ofrecerá un concierto dividido en dos sectores bien diferenciados: piezas de sus últimos discos (elegidos previamente por los espectadores) y canciones del álbum “Contra viento y marea”, de inminente edición. La autora de “Puerto Pollensa” adelanta algunos aspectos de un show que se diferenciará de los anteriores.
Por: LEONARDO COIRE
“Yo hago la plancha.” Sintética, Marilina reflexiona acerca de sus circunstancias. Entre la confusión, la caída de alguna utopía juvenil, la polución de la Tierra, las sorpresas que la política argentina depara por hora, el hecho de tener recital en pleno centro porteño seguro y no todavía su ansiado elepé (grabado hace dos meses) en la calle, y algunas variables de su carrera fuera de su poder de decisión –como haber tenido que esperar que su arreglador musical terminara su labor para la pieza Drácula-, Ross se sienta a reflexionar en la vida y, con media sonrisa dispara: “Hace un año, desde el escenario vociferé contra el indulto. Y hubo indulto. Me paso despotricando contra el envenenamiento del aire. Y nadie hace nada. En cada canción mía hay un llamado a la paz de los pueblos. Y el mundo cruje, arde. Tengo la impresión de que ya nada pasa por uno, por su corazón y su destino. ¿Qué hacer, dónde ir, qué ofrecer? No sé. Es tan difícil dar una respuesta con una guitarra... Tal vez la solución sea decir lo poco o mucho que pueda, no comer carne, y ser, en lo posible, un poquito mejor todos los días.”
En una tarde gris y ventosa, en el café de Serrano y Honduras donde tantas veces la hemos entrevistado, estuvimos con ella. Su humor, también gris y ventoso, esconde una mueca escéptica, pero permite un resquicio para la esperanza. Su nuevo cancionero tiene bastante de eso; en Contra viento y marea, de Eladia Blázquez, por ejemplo, aborda la realidad con dureza, pero se adivina un horizonte alcanzable, aunque siempre lejano.
Marilina cuenta entonces como volvió a trabajar con Blázquez, autora, como se recordará, del último impacto de la cantante (Honrar la vida), en 1990. “Eladia fue quien me tomó examen en SADAIC como letrista, hace ya mucho. Recuerdo que tuve que ponerle una letra nueva a El Paraná en una zamba. Y hace poco pasó por casa, y me dejó tres textos. Todos buenos, pero uno impresionante: Contra viento y marea. Me dijo: “Es muy difícil de musicalizar”. “Sentí que la profesora otra vez le tomaba el examen a la alumna. Con esfuerzo, llegó la melodía, una textura suave que sostiene, apenas, la narración en primer plano.”
Entre las novedades aparecen Como el agua que va (“parábola entre el amor y un manantial”), Mi corazón violeta (“nació con letra de Cristina Banegas, hace 30 años. Es la típica canción descartable, que fue dejada de lado, disco a disco. Ahora la retomé, respetando la melodía y rescribiendo la historia, en la que juego con la condición de la obra chiquita, modesta, que nunca es tenida en cuenta por un artista”), Memoria (“es de Eladia y habla de la niñez, de la época dorada perdida, como sólo ella sabe”) y Planeta nuestro, la otra canción fuerte de la propuesta. Marilina, con respecto a esta última, apunta: “Escribí sobre desiertos en volcanes, lluvias negras en nieves blancas. Digo por fin: “planeta nuestro que estás en los cielos/ en nombre de todos te pido perdón”. Es decir, propongo barajar y dar de nuevo. En caso contrario, esta casa común estallará.”
El repertorio anterior surgió de una elección. La gente, a medida que llegaba al teatro a sacar la entrada, fue recibiendo una papeleta con esta pregunta: ¿Qué canción de Marilina no tendría que faltar en el concierto? Según los datos llegados, la proyección electoral indica que las elegidas fueron Honrar la vida, luego Con todo el amor que puedo, Contra viento y marea (pieza que solo se ha conocido a través de la difusión dada por FM 100) y Puerto Pollensa.
“Yo hago la plancha.” Sintética, Marilina reflexiona acerca de sus circunstancias. Entre la confusión, la caída de alguna utopía juvenil, la polución de la Tierra, las sorpresas que la política argentina depara por hora, el hecho de tener recital en pleno centro porteño seguro y no todavía su ansiado elepé (grabado hace dos meses) en la calle, y algunas variables de su carrera fuera de su poder de decisión –como haber tenido que esperar que su arreglador musical terminara su labor para la pieza Drácula-, Ross se sienta a reflexionar en la vida y, con media sonrisa dispara: “Hace un año, desde el escenario vociferé contra el indulto. Y hubo indulto. Me paso despotricando contra el envenenamiento del aire. Y nadie hace nada. En cada canción mía hay un llamado a la paz de los pueblos. Y el mundo cruje, arde. Tengo la impresión de que ya nada pasa por uno, por su corazón y su destino. ¿Qué hacer, dónde ir, qué ofrecer? No sé. Es tan difícil dar una respuesta con una guitarra... Tal vez la solución sea decir lo poco o mucho que pueda, no comer carne, y ser, en lo posible, un poquito mejor todos los días.”
En una tarde gris y ventosa, en el café de Serrano y Honduras donde tantas veces la hemos entrevistado, estuvimos con ella. Su humor, también gris y ventoso, esconde una mueca escéptica, pero permite un resquicio para la esperanza. Su nuevo cancionero tiene bastante de eso; en Contra viento y marea, de Eladia Blázquez, por ejemplo, aborda la realidad con dureza, pero se adivina un horizonte alcanzable, aunque siempre lejano.
Marilina cuenta entonces como volvió a trabajar con Blázquez, autora, como se recordará, del último impacto de la cantante (Honrar la vida), en 1990. “Eladia fue quien me tomó examen en SADAIC como letrista, hace ya mucho. Recuerdo que tuve que ponerle una letra nueva a El Paraná en una zamba. Y hace poco pasó por casa, y me dejó tres textos. Todos buenos, pero uno impresionante: Contra viento y marea. Me dijo: “Es muy difícil de musicalizar”. “Sentí que la profesora otra vez le tomaba el examen a la alumna. Con esfuerzo, llegó la melodía, una textura suave que sostiene, apenas, la narración en primer plano.”
Entre las novedades aparecen Como el agua que va (“parábola entre el amor y un manantial”), Mi corazón violeta (“nació con letra de Cristina Banegas, hace 30 años. Es la típica canción descartable, que fue dejada de lado, disco a disco. Ahora la retomé, respetando la melodía y rescribiendo la historia, en la que juego con la condición de la obra chiquita, modesta, que nunca es tenida en cuenta por un artista”), Memoria (“es de Eladia y habla de la niñez, de la época dorada perdida, como sólo ella sabe”) y Planeta nuestro, la otra canción fuerte de la propuesta. Marilina, con respecto a esta última, apunta: “Escribí sobre desiertos en volcanes, lluvias negras en nieves blancas. Digo por fin: “planeta nuestro que estás en los cielos/ en nombre de todos te pido perdón”. Es decir, propongo barajar y dar de nuevo. En caso contrario, esta casa común estallará.”
El repertorio anterior surgió de una elección. La gente, a medida que llegaba al teatro a sacar la entrada, fue recibiendo una papeleta con esta pregunta: ¿Qué canción de Marilina no tendría que faltar en el concierto? Según los datos llegados, la proyección electoral indica que las elegidas fueron Honrar la vida, luego Con todo el amor que puedo, Contra viento y marea (pieza que solo se ha conocido a través de la difusión dada por FM 100) y Puerto Pollensa.
“Quiero cumplir con los demás –asegura-, por eso el repaso de los temas conocidos. Luego, las novedades, todas muy trabajadas con Ángel Mahler y una orquesta detrás. Cambio. No habrá ahora espacios para la actuación, la aparición de elementos coreográficos. Priva aquí la música y la sensación interior de participar de una ceremonia íntima y esperanzada, en medio de la tormenta.”
0 comentarios:
Publicar un comentario