Cambió la nena

14 de noviembre de 1993 – Revista Noticias

MARILINA ROSS (50), CANTANTE

Cambió la nena

Sin nostalgias por su trabajo como actriz y sin pareja, lejos de “La nena” y “La Raulito”, reflexiona sobre el amor y cantará el 19 y el 20 en el Ópera.



No se propuso cantar sino contar su vida a través de canciones. Lo hace desde 1980, cuando volvió del exilio estando prohibida como actriz y se aventuró con una guitarra en un pequeño pub de Córdoba, con un público tan atemorizado con ella por los Falcon en la puerta. No era una improvisada en la música ya que algunas de sus letras ya eran conocidas, pero nadie esperaba que Marilina Ross subiera a un escenario para cantar en vez de actuar. En unos días presentará su nuevo espectáculo, De amor y de locuras donde se pregunta “si será amor lo que llamamos amor”. El intento por agotar el tema se debe a “la etapa que estoy viviendo. Me detuve a reflexionar sobre el amor porque no me fue muy bien. En la parte afectiva siempre tuve muchos conflictos, aunque según mi analista –dice riéndose- voy mejorando, por eso no pierdo las esperanzas en que llegará el día en que aprenda. Me gustaría que no fuera demasiado tarde...”


REFLEXIONA sobre el amor porque "hasta ahora no me fue muy bien.
Me gustaría aprender antes de que sea tarde".

Con su sueldo de actriz a los 17 años se compró la primera guitarra y se dedicó a hacer música “totalmente de oído”. Para actuar empezó a estudiar a los 8 y fue una decisión de su madre, convencida de que “era graciosa la nena”. No sabe si su padre –muerto hace 7 años- también opinaba lo mismo ya que “en la familia la que llevaba la batuta era la mamá”. Creció escuchando “lo importante que era ser exitosa, famosa, tener dinero y muchos hijos alrededor”, y paso varios años cumpliendo los deseos de los demás hasta que resolvió atender los propios. “Y ser actriz también era el deseo de los otros.” Había debutado a los 16 años en una obra de teatro con Luisa Vehil y desde entonces no paró de trabajar. Durante 5 años fue “La nena”, y en esa comedia, que protagonizó junto a Osvaldo Miranda, “me divertí mucho y viví las travesuras que no había hecho de chica, porque era de portarme bien y hacer buena letra”. De los temas tratados en “Cosa juzgada”, el ciclo de David Stivel, sacó la idea de llevar al cine la vida de “La Raulito”. La película se estrenó en 1975 y “tal vez fue mi mejor trabajo”. Actuando en “Piel naranja” comenzó a ser conocida como cantante: “Alberto Migré pasaba algunas canciones en la novela y siempre se lo voy a reconocer. Además, gracias a él, este año volví a conectarme con la composición, que tenía un poco relegada, cuando me pidió temas para su actual teleteatro, ‘Esos que dicen amarse.’”.



COMPONE y ensaya con los músicos en su casa de Palermo Viejo, rodeada de plantas, sus cuatro perros y una tortuga a la que llama Rayo. Compró su primera guitarra a los 17 años con su sueldo de actriz y empezó "a tocar de oído". En 1974 editó su primer LP y algunos de los temas se escucharon en "Piel naranja", la novela de Alberto Migré. No se define como cantante, sino que cuenta su vida a través de canciones. "De amor y de locuras", es su nuevo trabajo que presenta el 19 y el 20.

Los cincuenta la encuentran “menos apasionada, supongo que tiene que ver con la edad y con los golpes recibidos. Como dice la canción ‘tantas veces en mi vida quise, pero quise mal’. Ahora vivo el amor desde otro sitio, más reposado, más tierno”. Casada con Emilio Alfaro a los 23 y divorciada después de diez años, vivió romances turbulentos y comentados. Cuando se enamora “generalmente me pierdo en el otro y termino desdibujándome, desapareciendo.” Con cierto fatalismo cree en “la ley del péndulo: si fui muy feliz tengo que sufrir mucho. En mis separaciones cometí errores, a esta altura no le puedo echar la culpa a los demás. Tuve muchas equivocaciones y ya estoy convencida –dice entre risas- que soy incapaz de tener una relación. Esa materia siempre me la llevo a marzo”.


OTROS TIEMPOS. Sus comienzos como cantante en pubs, estaba prohibida como actriz. Recordada como "La nena", también actuó varias temporadas en Mar del Plata.


Convencida de que “la vida es un tránsito y sólo importa el aquí y ahora”, pretende corregir su tendencia a moverse por impulsos, “antes me llevaban las tripas, pero ahora pienso más y me siento responsable de lo que hago”. Como tantos otros que dejaron en el pasado los compromisos políticos, cree en la new age: “ya no tengo depositadas expectativas en la política ni en los partidos. Los cambios no vendrán de afuera sino de adentro de nosotros mismos. Está naciendo un nuevo ser humano”. Vive en una casa de Palermo Viejo rodeada de plantas, con cuatro perros enormes, y compone como una suerte de catarsis porque “a veces las canciones salen como un borbotón que no se aguanta más dentro mío, o bien son reflexiones, o una despedida o bienvenida a un amor”.


Producción: Claudia Larrea
Fotos: Guillermo Volpe

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