Martes 16 de octubre de 1990 - Clarín
Marilina Ross: latidos intensos y vibrantes
Testimonio de sus sentimientos y de su actitud frente a la vida, “Latiendo” es un recital de Marilina Ross que revela miedos y esperanzas. A lo largo de tres noches, en el Ópera, frente a una platea colmada, abordó un repertorio integrado por expresivos temas, que cantó con insoslayable intensidad, en el marco de una puesta con criterio teatral.
Por: RAFAEL GRANADO
Marilina Ross: latidos intensos y vibrantes
Testimonio de sus sentimientos y de su actitud frente a la vida, “Latiendo” es un recital de Marilina Ross que revela miedos y esperanzas. A lo largo de tres noches, en el Ópera, frente a una platea colmada, abordó un repertorio integrado por expresivos temas, que cantó con insoslayable intensidad, en el marco de una puesta con criterio teatral.
Por: RAFAEL GRANADO
El rítmico sonido de un corazón, una andanada de humo disparada desde el escenario, que avanza rápidamente sobre la platea, y una gigantesca tela roja que cubre a numerosos personajes son los elementos que abren el espectáculo Latiendo, que Marilina Ross presentó en el Ópera este último fin de semana. De la tela roja van saliendo de inmediato payasos, trapecistas, bailarines y toda esa gente singular que conforma el abigarrado y colorido mundo del circo. Con ese clima como marco, la cantautora (también vestida y maquillada de payaso) hace varios temas. En esos momentos no faltan dos o tres números de magia, incluido el clásico truco de una persona que es serruchada dentro de una caja, experiencia a la que se somete la misma Marilina.
La cantautora, en una labor de particulares y fuertes matices
En medio de todo esto, ella plantea cuestiones referidas al Día de la Raza y, de pronto, aparece balanceándose en el aire un cartel que señala: “Hay tantas maneras de no ser, tanta conciencia sin saber”. Se trata, obviamente, de palabras que corresponden a Honrar la vida, la canción de Eladia Blázquez, de inquietantes reflexiones. A esta altura del show el ruido y la algarabía del circo ya han desaparecido, dejando paso a preocupaciones viscerales. Una mendiga recorre, arrastrándose, el escenario e inmediatamente Marilina asume sus propias convicciones, manifestadas –entre otros conceptos- con su “me adhiero a la no impunidad”.
La escalofriante frase de que “cuarenta mil chicos mueren por día en el planeta” es el doloroso puente para que cante En nuestras manos (“Cuando leo el diario / algo en mi interior quiere gritar / pidiendo un mundo mejor”).
El recorrido musical de MR abarca, además Se puede, Con el agua en la boca, Hay quien precisa, Somos parte de lo mismo y, por supuesto, Honrar la vida, que interpreta junto con la autora, constituyéndose ese tema en uno de los momentos más intensos del recital. Acompañada por actores y bailarines, un coro integrado por alrededor de cuarenta niños, contando con la labor de un sólido conjunto liderado por Ángel Mahler y con puesta en escena de Peter McFarlane (un argentino radicado en los Estados Unidos), Marilina concreta un show que exhibe una nítida línea teatral en sus aspectos formales y que revela con claridad sus sentimientos en cuanto a su contenido. Porque Latiendo es el testimonio caliente y rigurosamente actual de una cantautora que desplazó hace mucho a la actriz que supo ser para expresarse de otra manera, más personal e intransferible: con canciones que le pertenecen y con canciones ajenas con las que se identifica. Así transmite hoy en día sus miedos, sus angustias, sus rebeldías, sus esperanzas, sus descreimientos, su fe...
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